En ‘LA VIDA ES UNA’, Myke Towers muestra su lado audaz mientras también juega seguro en ocasiones.

El RAPERO PUERTORRIQUEÑO Myke Towers es innegablemente un producto del underground, incluso en sus proyectos más amigables para las listas de éxitos. Desde su debut en 2016 con “El Final del Principio”, su estrella ha ascendido gracias a su fluidez y cadencia impresionantes, sus letras afiladas y su prolífica ética de trabajo en una serie de lanzamientos que lo han visto honrar a los barrios que lo criaron mientras atrae a oyentes de todo el mundo. Después de pasar sin problemas del rap en español al pop latino, tuvo su mayor éxito hasta ahora con el álbum “LYKE MIKE” nominado al Latin Grammy en 2021, inspirado en el hip-hop de la vieja escuela desde Nueva York hasta Río Piedras. Su último proyecto, “LA VIDA ES UNA”, lo muestra regresando de manera controlada al mainstream, apoyándose más en la melodía junto con su fluidez y aventurándose en el Afrobeats, reggae y, por supuesto, el pop.

 

 
 
 
 
 
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A Myke Towers le gusta hacer álbumes largos. Ha dicho que redujo este álbum de 50 canciones. Al igual que su predecesor, “LA VIDA ES UNA” tiene 23 canciones. Pero mientras que la longitud de “LYKE MIKE” le permitió mostrar su dominio de su arte en un álbum de vuelta a lo básico con la energía de una mixtape, aquí resulta en un álbum que se siente fragmentado, yendo desde riesgos exitosos hasta secciones que se acercan demasiado al punto medio.

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